Controlar lo controlable y aceptar lo incontrolable

  • “¿Qué tal te ha ido el partido?”
  • “Uf, pues mal: es que siempre me pasa lo mismo: llego a la parte final y decisiva del partido y no sé qué me pasa, pero me vengo abajo”.
  • “¿A qué te refieres exactamente?”.
  • “Pues es una mezcla: se me va mezclando la sensación de fatiga, como si me faltara energía, y por otro lado, comienzo a pensar en que va a pasar lo de siempre, que voy a perder y entro en un bucle que no soy capaz de salir”.

 

¿Te resulta familiar este diálogo? Es una situación bastante común en el ámbito deportivo. Es un extracto del diálogo que se suele dar entre el deportista y la persona que le pregunta (entrenador, preparador físico, familiar, amigo). Incluso es posible que tú, querido lector, hayas sido uno de los protagonistas de ese diálogo.

Si te fijas en el título de este artículo (“Controlar lo controlable y aceptar lo incontrolable”), verás que es una declaración de intenciones respecto a lo que vamos a tratar en él.

Cuando hablamos de controlar, no nos referimos a tener el control sobre obtener un determinado resultado o sobre que ocurra aquello que nosotros deseamos, y que “merecemos”. Poner el foco y destinar tiempo, recursos y trabajo en aquellas cosas que están fuera de nuestro alcance nos va a generar, con altas probabilidades, una sensación de angustia, ansiedad, frustración, fatiga y la aparición de emociones y pensamientos que nos harán sentir, probablemente, una incomodidad de la que nos querremos librar lo más pronto posible. En esos aspectos sí que podemos trabajar, es decir, aquí sí que podemos hacer cosas concretas y además, dependen en gran medida de nosotros.

Aquellos que me conocen saben que me encanta poner ejemplos muy simples para explicar algunas de las ideas o conceptos. Ahí va uno de esos ejemplos:

Situación: las noticias del espacio meteorológico (“el/la del tiempo”), indican que para mañana es altamente probable que llueva, y yo había quedado para hacer una tarea que para mí es importante. Y claro…, si llueve me puedo mojar.

Pregunto: ¿qué podemos hacer?

Se darían varias opciones, por ejemplo:

a) No salir de casa, lo que traducido quiere decir que dejaremos de hacer aquello que habíamos planeado hacer por el hecho de “no me quiero mojar”. Aquí estaríamos evitando.

b) Salir de casa, y llevar un paraguas. De esta manera, en caso de que “el/la del tiempo” acierte y llueva, yo podré hacer aquello que había planeado hacer y no me habré mojado (o me habré mojado muy poco). Aquí estaríamos planificando, trazando un plan y “controlando lo controlable”.

c) Salir de casa y mojarme. Exacto, esta opción implica que me voy a mojar porque he decidido que no voy a llevar paraguas, o porque se me ha olvidado en la panadería de camino al lugar donde había quedado. En este caso, vamos a aceptar que me voy a mojar, y también podré hacer aquello que había planificado y era importante para mi. Me voy a mojar, y no me quejaré por ello…, lo asumo, lo acepto y sigo con mi tarea. Aquí estaríamos adaptándonos a la situación, siendo flexibles, es decir, “aceptando lo incontrolable”.

Bien, estoy convencido de que ya estás haciendo cierto paralelismo con la situación en la que el deportista se puede encontrar cuando está compitiendo o entrenando. En el deporte de alto rendimiento hay, en rasgos generales, unos bloques que será deseable que trabajemos (que “controlemos”). Entre ellos está el aspecto técnico, táctico, físico, nutricional y psicológico. Cuanto mejor trabajemos cada uno de ellos, más opciones tendremos de ofrecer un rendimiento lo más estable y óptimo posible. Es probable que me preguntes: si trabajamos todos estos aspectos, ¿voy a ganar? La respuesta es clara: NO. Y ahí es donde quiera poner el acento: trabajar esos factores no te va a a garantizar que ganes, y lo que sí que hará es que si los trabajas aumentarán las probabilidades de competir mejor y acercarnos a la victoria. Puedes trabajar todos esos factores y perder. Por contra, si no trabajas esos aspectos, también aumentarán las probabilidades de que compitas en inferioridad de condiciones respecto al rival, y estarás más cerca de obtener un resultado no deseado.

Por último, te quiero dar las gracias por haber leído hasta el final, y solo me queda invitarte a contactarme si necesitas profundizar sobre cualquiera de los aspectos que hemos tratado en este artículo, o en cualquier otra área de tu vida estás viendo que hay cosas que quieres “controlar” y te acaban generando un elevado nivel de malestar.

Picture of Ángel Vergara

Ángel Vergara

Psicólogo General Sanitario y Deportivo

Descubre más artículos