
La recuperación de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) es un camino largo y complicado, lleno de altibajos. A veces, este proceso puede llevar a una «falsa recuperación», un fenómeno en el que los adolescentes parecen estar mejorando, pero en realidad siguen luchando con los problemas subyacentes.
Para explicar este proceso a menudo solemos emplear el símil de “la ruta por la montaña”: “Imagina que estás caminando por una montaña. Al principio, la pendiente es muy pronunciada y cada paso es un reto. Luego, llegas a una parte más llana y crees que ya has llegado a la cima, pero nada más lejos de la realidad. La realidad es que aún te queda mucho más camino por recorrer, con otras pendientes y bajadas.” La falsa recuperación es un poco así. El paciente puede estar relacionándose de una forma un poco más saludable con la comida, lo cual es un gran logro, pero esto no significa que los pensamientos y comportamientos problemáticos hayan desaparecido por completo.
Un signo de falsa recuperación es la obsesión continua con la comida y el peso, aunque no sea evidente a primera vista. Tal vez ya no se salten comidas, pero sí se siguen contando calorías obsesivamente o se sigue sintiendo culpable después de comer ciertos alimentos. Estos comportamientos indican que la relación con la comida aún no es completamente saludable.
Otro indicador puede ser el perfeccionismo y la necesidad de control. Por ejemplo, aunque el adolescente haya dejado de hacer dietas extremas, puede trasladar su necesidad de control a otras áreas de su vida, como los estudios o el ejercicio. Esta necesidad de control puede ser una forma de lidiar con la ansiedad y el estrés que antes se gestionaba a través de la restricción alimentaria.
Es fundamental entender que la recuperación completa va más allá de los cambios en la alimentación. Involucra una transformación profunda en la forma en que los adolescentes se ven a sí mismos y manejan sus emociones. La terapia y el apoyo continuo son esenciales para ayudar a identificar y abordar estos problemas subyacentes.
Si estás acompañando a un adolescente en su recuperación, sé paciente y comprensivo. Celebra sus logros, pero también presta atención a las señales sutiles de que aún necesita ayuda. La recuperación es un viaje largo, y cada paso, por pequeño que parezca, es un avance hacia una vida más sana. No dudes en buscar ayuda profesional si notas signos de falsa recuperación. Tu apoyo junto con el de los profesionales pueden marcar la diferencia en su camino hacia la verdadera recuperación.
Psicóloga General Sanitaria y Docente Universitaria
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